...o cómo salir del pozo.

Coraje

sábado, 30 de agosto de 2008


Acabo de ingerir una cena normal. Una tortilla, un rollito y una mousse.

Estoy escribiendo mientras inspiro y espiro profundamente, encojo la tripa, doy golpes con una mano (la otra está en el teclado, claro. No soy un mutante ni nada parecido... de momento) y muevo las piernas como si estuviera tocando con la batería Crazy Little Thing Called Love (sí, toco la batería), intentando perder alguna caloría extra.

Estoy en un quinto piso, en casa de mis tíos, y he pensado en tirarme por la ventana.

Creo que sabes lo que pasa.

¿Me tiro?


Os dejo con el bicho del Sumsún. Es un Pown.

2 comentarios:

Cuandodespertóeldinosaurio dijo...

Hay una canción de El Último de la Fila, que me encanta, que dice:

El amor sólo es entrega
y a veces ORO ES
LO QUE JUNTO A TI RELUCE.

Quiero decir que hay un tipo de problemas que desaparecen cuando dejamos de observarles y de alimentarles con nuestros propios miedos. Son como espejos de nuestros miedos interiores, y nos hacen pensar que existen fuera de nosotros mismos. Y nos horrorizan cuando les vemos, entonces crecen, y como crecen el espejo nos los presenta aún más grandes y aterradores.

¿Cómo se vence a este tipo de problemas? No existe una varita mágica. Quizás dejando de mirar el espejo, y concentrarse en lo que nos hace fuertes. Quizás concentrándose en las cosas cercanas y valiosas, como dice la canción. En los amigos que nos hacen fuertes, en la familia, en los libros que nos ayudan...

no sé. espero que te haya ayudado.

ánimo y a seguir con el blog.

seconciso dijo...

Hola! Soy seconciso otra vez. Mi respuesta a la pregunta es...no te tires! Supongo que no sueles comer mucho, pero ya que comes pues...trata de buscar algo positivo en esa situación. No sé, igual te gusta el sabor. O a lo mejor te sabe todo mal, pero la conversación es agradable. O quizá piensa que mejorará tu salud. No sé, trata de encontrar algo bueno en esa situación. Quizá te ayude pensar en lo siguiente: hace años yo hacía kárate, llegué hasta 1ºdan. El caso es que el exámen para 1ºdan es muy duro y tienes que entrenarte realmente a fondo. Y tus compañeros "colaboran" empleándose a tope en los combates. Tanto que a veces se convierten en situaciones realmente desagradables y estresantes. No podía quitármelos de la cabeza, me daban miedo. No podía dejar de pensar que me haría daño, que sentiría dolor, estrés, tensión. En fin, que era horrible. Pero un día me planté y me dije a mí misma que no tenía que hacerlo si no quería. Me dije que podía parar cualquier combate en el momento que me diera la gana, y que no debía más explicaciones que las que me pidiera yo misma. Podía parar por miedo, por estrés, por cansancio, o porque me daba la gana. Entonces, en cada combate me planteaba esa posibilidad. Pero me dí cuenta de que no lo necesitaba, de que prefería seguir para así prepararme y conseguir mi fin (el cinturón). Y me sirvió. Quizá a tí también te sirva pensar algo así. Si tu finalidad es recurar la salud, puedes planteártelo en cada comida. Plantarte delante del plato y pensar: "bueno, puedo no comer nada y no pasará nada, me quedaré como estoy. O puedo probar a comer algo si quiero ¿quiero? Por qué no?. Y si ahora no quiero, no pasa nada. Más tarde quizá querré." Quizá esto te sirva. En cualquier caso, la solución "ventana del quinto piso" no la veo factible. Si le redecoras la acera de delante de casa así a tus tíos seguro que les parece mal ¿no?