Amarillo. Como los rayos de la mañana llamando a la puerta de esa habitación.
-Toc toc.
-¿Quién es?
-Soy yo, el rayo de luz.
-Lo siento, se ha confundido.
Sabes... aún no me hago a la idea. Aún no me hago a la idea de, por ejemplo, despertarme allí.
-Oh, buenos días.
-Buenos días.
-Toma, el desayuno.
Y se me quedaría mirando fijamente hasta que engullese las galletas, la leche, el zumo y la madre que los parió a todos. Me recogería los cacharros y me dejaría ahí tirada.
-¿Ahora qué hago?
-Nada.
-¿Cómo que nada? Es que me aburro.
-Reposo absoluto. Haberlo pensado antes de llegar a este extremo, niña. Cuarenta y tres kilos no dan para más.
Vaya.
Esa es una de las principales razones por las que he dejado abandonado todos estos días mi Fruttopía número 2: Médicos, problemas y más médicos. Hordas de colegiados acuden a mi casa todos los días con antorchas en la mano a recordarme que registre todo lo que como -no lo haré en un blog. Eso ya no, qué obsesión.
Os dejo con mi querido amigo sueco.
...o cómo salir del pozo.
Amarillo
viernes, 18 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

1 comentarios:
Hola Fantastic! Acabo de llegar a tu blog por pura casualidad, ya sabes, pinchar en "Siguiente blog" y ver qué pasa. Me quedé porque me gusta el estilo gráfico, y me ha encantado tu manera de escribir. En cuanto a la enfermedad, no la he padecido, pero supongo que será duro. Puedes responderme si quieres en www.laexperienciadelabeca.blogspot.com o en www.inafael.blogspot.com. Yo creo que volveré a ver tu blog. En la red soy "seconciso" pero es sólo un nick, puedes contarme lo que quieras y extenderte cuanto te parezca; ya te digo que me flipa la forma en que escribes
Publicar un comentario