Ay, que ya vamos por la B.
Mientras hablaba con mi querido marido he leído un comentario en la entrada anterior. Venga, no pienso rendirme, voy a continuar escribiendo. Que igual los de Blogger me mandan a Rambo a mi casa, por cobarde, que habrán dicho "a ver si esta le echa cojones".
Pues anda que no molaría que se arrejuntaran todos en un despachico sólo para mandarme al Stallone a Fantastic Palace. Pero es más fácil que me manden un camión de saladitos, a ver si me engordo y dejo de dar el coñazo. Más rentable, fijo. Guay.
Y es que escribir con regularidad en un blog no es cosa fácil, amigo lector. Y menos cuando una está empezando.
La paranoia alcanza su punto máximo de madrugada. Es como un estado de embriaguez inofensiva. Y me encanta, porque puedo escribir lo que quiera y donde quiera. Pero ahora, que se me ocurran esas ideas y no las escriba... y adiós les puedo decir, que se van por donde han venido.
-Hola, Fantastic. Soy una idea de madrugada.
-Y a mí qué me cuentas, tía.
-¡Escríbeme!
-Anda la hostia.
De verdad. Que me hablan y todo.
Bueno, cuando ya lleve unos cuantos posts contándoos mi vida, probablemente profundice sobre algo muy concreto, interesante, jugoso e inteligente. Pero, hasta entonces, aquí estamos. Que hablo mucho y no digo nada.
De momento...
Creo que mañana os hablaré sobre Nancy Bratt. Hasta entonces, os dejo con Caótico Fanegas (soy fan de La Hora Chanante/ Muchachada Nuí desde hace tela de tiempo).
...o cómo salir del pozo.
Besos
miércoles, 30 de julio de 2008
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